Hay ingredientes que entran de puntillas en nuestras vidas y, sin saber cómo, terminan ocupando media nevera, media carta y media conversación de sobremesa. El aguacate es uno de ellos. Lo que empezó como “esa fruta rara que le ponen a los tacos” se ha convertido en protagonista de brunches, meriendas, cenas improvisadas y recetas que parecen sacadas de Pinterest pero que, para sorpresa de todos, son fáciles de hacer y están buenísimas. El aguacate se cuela en todos los momentos del día, se adapta a casi cualquier sabor y tiene ese punto de sofisticación natural que hace que cualquier cosa con aguacate parezca más “bonita”. Porque sí, el aguacate es fotogénico, pero también es una bomba de sabor, textura y beneficios que merece su momento de gloria. Aquí somos #TeamAguacate y no lo escondemos.
Hay ingredientes que parece que nacieron para algo muy concreto. El tomate para la ensalada, el chocolate para el postre, el pan para el desayuno… y luego está el aguacate, que aunque se puede usar para todo, donde de verdad brilla —donde se luce, se entrega y se vuelve irresistible— es sobre una tostada. El combo pan crujiente + aguacate cremoso es de esas cosas que simplemente funcionan. No hay que explicarlo demasiado: lo pruebas y lo entiendes. Es como si el universo hubiera dicho: “estos dos van juntos”.
Y ojo, no estamos hablando de una sola versión. La tostada de aguacate tiene tantas formas como ganas tengas ese día. Desde la más sencilla con sal y aceite de oliva, hasta combinaciones más atrevidas. En nuestra carta, por ejemplo, el aguacate es el ingrediente estrella de muchísimas tostadas: tostada con aguacate, base de tomate y pavo, con crema de queso y salmón, con un buen jamón reserva, con rulo de cabra y miel…
Se habla mucho del aguacate como una moda pasajera, pero la realidad es que su éxito no es casual. Tiene sabor, tiene textura, y además es bueno para ti. Las grasas que contiene son del tipo saludable (el mismo tipo que tiene el aceite de oliva), lo que significa que alimenta y sacia sin caer pesado. También tiene fibra, lo que lo hace ideal para desayunar y sentirte bien todo el día. Y si eso no te convence, ahí va un dato: tiene más potasio que el plátano.
Pero más allá de los beneficios, lo que nos gusta del aguacate es que es un ingrediente agradecido. Se deja acompañar, no roba protagonismo pero tampoco pasa desapercibido. En una carta como la nuestra, es casi una excusa para crear. Nos da margen para innovar, para cambiar las tostadas según la temporada, para jugar con sabores nuevos sin perder la esencia. Porque sabemos que, al final, si algo lleva aguacate, va a gustar.
Y eso es también lo bonito de este ingrediente: tiene ese punto “foodie” sin ser pretencioso. Puede formar parte de una receta superelaborada o simplemente estar machacado sobre pan con un poco de sal. Siempre cumple.
En nuestra cafetería lo usamos con libertad. Hay tostadas que ya son fijas porque se han ganado su sitio pero también vamos cambiando según lo que más apetece en cada época del año. Así que si eres fan del aguacate, estás en casa. Y si todavía no te has atrevido a salir del “aguacate con sal y ya”, te invitamos a probar. Hay todo un mundo de combinaciones ahí fuera —o en nuestra carta— que están esperando a que les des una oportunidad.
Y si después de todo esto te pides otra vez la de tomate y aceite, no pasa nada. Te entendemos. Nosotros también tenemos una favorita.